Toda nuestra actualidad para el mes y la vídeo receta de la tarta de queso.
El Lakasa mecánica
Aprendí a volar en el interior de una cocina. De la mano de grandes cocineros asimilé que la cocina mueve montañas, que elaborar un buen plato te eleva.Trabajando en brigadas de hoteles de lujo y en restaurantes con estrella Michelín sentía la ligereza del aire en el rostro, las alas en la chaquetilla. Compartir el vuelo con otros cocineros era fascinante. La creatividad, la imaginación, la locura de cada uno conformaban los ingredientes de nuestras recetas. Todo era perfecto; asesorías, congresos, ¡20.000 seguidores en Twitter! Pero, de repente, un consejo lo cambió todo: “Prueba a trabajar en Lakasa”.
Comencé a formar parte de Lakasa a finales de un mes de enero. El primer impacto me llegó con el rigor empleado en la selección de las materias primas. La determinación con que se examinaban las piezas de caza, como patos, cercetas, ciervos, gamos y conejos me recordaba que el fundamento de una cocina es el producto. En un momento de la recepción, Fito pasó su nariz por unas liebres, las palpó y, con un gesto firme, ordenó devolverlas. “Todo debe ser de primer nivel, así se comienza a cuidar al cliente”. Lo entendí a la primera.
La cocina es un arte efímero, un trabajo de cada día, en donde gracias a la repetición o llegas al dominio o caes en la rutina. Tú eliges el camino. La ilusión con que mis nuevos compañeros extraían los guisantes de sus vainas, recién llegados de la huerta, para un nuevo plato con gamba roja me mostraba la senda que ellos, de manera convincente, habían escogido. No necesitaban volar, sus sueños anidaban en la textura firme de una alcachofa bien cocida, en la melosidad de un arroz trabado y en el sabor de la nueva sugerencia de pez San Pedro con guarnición de judías ligadas.
El tiempo que en Lakasa consagraban a fortalecer la relación con los proveedores me llamaba la atención. Pescadores, ganaderos, hortelanos...eran tratados como cómplices; les transmitían sus exigencias y les daban a probar sus realizaciones. De esa permanente comunicación aprendí la incidencia de los temporales de la costa gallega en nuestra mesa. Si las condiciones climatológicas resultaban favorables aparecían bonitos. Con la llegada de los vientos del norte, la pesca de bajura no faenaba y nos quedábamos sin jureles. Las aguas frías de febrero traerían de la mano lenguados, chicharros y erizos. Los salmonetes, sin problema hasta la primavera. Qué manera de buscar la excelencia, pensaba para mis adentros.
Por muy fatigante que fuera la jornada, siempre sacaban el hueco y el humor para catar un nuevo vino y llevarlo a debate. Se lo pasaban pipa. Cuando un vino se ganaba el consenso, como la manzanilla Velo de Flor de Bodegas Alonso, Marina comenzaba una labor de estudio y documentación que asegurara su conocimiento. “Solo se ama lo que se conoce” escuché alguna vez en sus corrillos. Rigor, constancia, movimiento... eran valores que flotaban en el ambiente al calor de los pucheros, y que a mí, como un antídoto que se le suministra a un enfermo, me generaban con el trascurrir de los servicios una novedosa sensación, la de tocar tierra.
El momento final del día resultaba apoteósico. La brigada al completo, reunida alrededor de la mesa caliente, se regalaba un momento de paz. Con el cansancio dibujado en su rostro, confeccionaban los pedidos, analizaban los fallos de la jornada y organizaban los retos del día siguiente. Cómo elaborar las alubias de Barco y charlar acerca de la receta de las lampreas, que vendrán en febrero, se mezclaban en la conversación con las risas de anécdotas como el error de Rodri, el nuevo chico de prácticas. Al pedirle que colara el fondo de pato, que con tanto mimo habían cocido durante todo el día, el chaval vertió el caldo por la pila y guardó las carcasas. La cara enfurecida de Riki parecía como si hubiera salido del Josper. “Pues se ha quedado buena noche” lanzaba al aire Jesús para dar por concluida la jornada.
Me alegro de haber trabajado en Lakasa. He tenido la suerte de encontrarme en la vida con personas que, sin saberlo, han sido mis rescatadores. Ya no me gusta volar, me genera inseguridad. Ahora prefiero vivir en mis convicciones, disfruto de ellas. Me parece el mejor aplauso.
Bienvenidos a El Noticiero de Lakasa
La vídeo receta: tarta de queso
El paso a paso, al detalle, de uno de los mejores postres que hemos elaborado.
Un café con... la judía de el barco de ávila
Sentamos a la mesa a la que será una de las grandes protagonistas del invierno.
Gracias a Pau, nuestro hortelano, sabemos cómo asar los calçots
La historia fue como sigue. En nuestras ganas por anunciar la llegada de los calçots a Lakasa, publicamos un vídeo en las redes sociales en donde mostrábamos la manera en que los asamos en las brasas del horno Josper. No pasaron ni dos horas en recibir la llamada de Pau Santamaría, el hortelano que nos suministra los calçots desde el Montseny catalán, para abroncarnos por el error de limpiar previamente los calçots antes de asarlos en el Josper.
Nos aseguró que asar los calçots enteros, tal como llegan de la huerta, con su raiz y con las tierras adheridas a la piel superficial, le da unos matices extraordinarios. Por esa razón, esta variante de cebolleta, procedente de las tierras de interior de Cataluña, siempre se limpian y se pelan tras ser cocinados.
Ya podemos decir bien alto que en Lakasa cumplimos con los estándares y con la tradición en el asado de los calçots. Además, como muestra infinita de su generosidad, Pau nos obsequió con la receta de la salsa romesco que elaboraba su padre.
Cada martes y cada viernes, hasta final de temporada allá por finales de febrero, recibiremos unas 100 piezas de calçots por entrega... para los 100 primeros que quieran venir a por ellos, tanto en el restaurante como en la barra.
¿Valen para algo las redes sociales?...
Breve introducción al bloody mary
Magel, un camarero que en su día trabajó con nosotros, se ha convertido en un bartender de primera y nos abre las puertas de este cóctel mítico

El mes en la radio
Nuestra habitual colaboración semanal en la Cadena SER
Tras las fiestas, nos proponemos recuperar una dieta sana y equilibrada.
La tecnología, un ingrediente más de nuestra cocina
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Alternativas para llenar nuestra mesa con pescado fresco, bueno, y no tan caro como los habituales
Una visita guiada por el Mercado de Chamartín
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