estofadas con níscalos
Los fríos llaman a la puerta. Y qué mejor abrigo que los guisos de cuchara, esos que te llevan a lugares dañados del alma y los reconfortan.
En octubre, comenzamos con unas verdinas, una variedad de alubia sembrada en mayo por pequeños productores que nos la abastecen desde Asturias. Cuando la planta todavía posee un color verdoso, recolectan el matorral entero y lo cuelgan bocaabajo en naves en ausencia de luz, para que no pierdan esa tonalidad tan característica.
Su sabor y su delicadísima textura en boca son las dos cualidades que, según nos confiesan sus productores, hace imparable el incremento en la demanda de la verdina cada año. Las primeras de la temporada, las estofamos junto a unos callos de atún.
En nuestra colaboración semanal con la Cadena SER, un día hablamos de esta verdina.
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